NCh 163:2024 permite el uso de escorias y relaves

La Norma Chilena NCh 163 establece los requisitos para los áridos utilizados en hormigones y morteros. Recientemente, se aprobó una actualización que incorpora el uso de áridos reciclados y artificiales, promoviendo la sostenibilidad en la construcción. Además, la nueva norma NCh 163:2024 permite el uso de escorias y relaves, lo que representa un avance hacia la economía circular en el sector. Para más detalles, puedes consultar el documento oficial de la norma.

Una de las principales interrogantes que surge de la actividad minera en el país es  cómo se están manejando los relaves, más aun pensando que Chile se encuentra en el tercer lugar del ranking de naciones con mayor número de depósitos en el mundo, solo superado por China y Estados Unidos.

De acuerdo al último catastro del Servicio Nacional de Geología y Minería de Chile (Sernageomin), publicado en abril de 2018, en Chile existen 740 relaves mineros. Del total, 170 relaves se encuentran abandonados, 101 activos y 469 inactivos.

La mayor concentración de relaves inactivos y abandonados se distribuye en las Regiones de Atacama (131) y Coquimbo (356). En tanto, la menor cantidad se localizan en las Regiones de Tarapacá (6), Maule (2), mientras que Arica y Parinacota solo cuenta con un relave en estado activo.

¿Cuáles son los aspectos claves y objetivos de la nueva norma de uso de áridos para el sector minero?

La oficialización de la NCh163:2024 marca un hito porque entrega, por primera vez, un marco técnico basado en la evidencia para el uso de áridos artificiales mineros en la construcción. Entre sus aspectos claves destacan:

  • Especificaciones técnicas para el uso de escorias de fundición del proceso pirometalúrgico del cobre como árido artificial.
  • Orientaciones técnicas para la validación de relaves de la minería del cobre como árido artificial.
  • Requisitos de calidad, seguridad y trazabilidad aplicables tanto a áridos naturales como a reciclados y artificiales.
  • Protocolos y responsabilidades en los procesos de caracterización y control de producción, que aseguran uniformidad, desempeño y confianza en su aplicación en hormigones y morteros.

¿De qué forma esta norma contribuye a fomentar la economía circular en la minería?

El enfoque de circularidad es un medio para alcanzar los objetivos de sostenibilidad de cualquier sector industrial. Y para ello, la perspectiva ecosistémica de esta norma pone en evidencia la contribución que hace la investigación, el desarrollo y la innovación a la valorización de materiales que tradicionalmente han sido destinados para disposición final.

Esta norma es un instrumento habilitante para la economía circular minera, porque establece las bases para que materiales considerados pasivos ambientales sean clasificados como subproducto minero y materia prima en la elaboración de materiales de construcción.

Al mismo tiempo, crea un marco que estimula la investigación, el desarrollo de nuevas aplicaciones y la redacción de nuevas normas que relevan la técnica y entregan seguridad y confianza al mercado y a la población.

¿Cuál es el impacto en el ecosistema al oficializar una norma como ésta?

El impacto es significativo porque habilita, mediante un esquema regulatorio, soluciones que la ciencia y tecnología ya han demostrado desde hace mucho tiempo. Así, se espera:

  • incentivar la sustitución de áridos naturales por áridos reciclados y artificiales, generando amplios beneficios ambientales;
  • proporcionar nuevos materiales para abordar problemas de infraestructura de interés público, especialmente en regiones; y
  • contribuir a alinear a Chile con los compromisos climáticos y de biodiversidad, mostrando que la nueva forma de hacer minería es parte de la solución a los problemas ambientales.

¿Cuáles son los próximos desafíos regulatorios, económicos y financieros que potenciarán el desarrollo de una industria de valorización de escorias?

Para el sector minero, han sido más de diez años de un intenso trabajo colaborativo con el ecosistema de infraestructura y construcción chileno, logrando dos saltos significativos en el tiempo reciente. Primero el desarrollo de esta norma técnica, y luego la designación de ella como Norma Oficial de la República.

Pero el camino por lograr habilitar la consideración de estos nuevos materiales como subproducto minero, continúa. Se necesita avanzar hacia un marco regulatorio habilitante, que permita que las escorias dejen de ser clasificadas como residuos y se reconozcan formalmente como subproductos mineros. Ello requiere:

  • Un gran acuerdo nacional por la valorización de materiales masivos mineros, con enfoque en sostenibilidad económica, social y ambiental.
  • Espacios de articulación entre industria y autoridades clave, para poder proporcionar toda la evidencia técnica que de certezas a los intereses de protección de cada uno de los sectores que lo requieran.
  • Regulación específica que permita en el corto plazo un uso distinto a la disposición final, superando actuales limitaciones sectoriales.
  • Mecanismos económicos y financieros que incentiven la adopción, incluyendo instrumentos de financiamiento verde, incorporación en bases de licitación pública y compromisos de compra en la construcción privada.
  • Diseño y ejecución de grandes proyectos de interés público como infraestructura vial en zonas rurales, inmobiliario urbano, edificación, protección contra aluviones y rompeolas, e incluso pilotos que recojan la evidencia internacional que demuestra, por ejemplo, que materiales como la escoria de cobre pueden actuar como sumideros de carbono u otorgar en morteros protección frente a la radiación ionizante.